Mi vieja Amante.

No siento mi alma. La vida se apaga, si tu no estás no existe razón para ser, para amar, para respirar, para vivir. ¿Quién soy? Un perdedor más, un hombre insignificante en un mundo insignificante. Sólo un hombre que será olvidado después de su muerte. Un hombre que Dios ignora, un hombre que odia y se odia a si mismo. Un hombre que no ve porqué su vida está en las tinieblas, un hombre que hizo de la soledad su mejor amiga y su amante infinita. Sólo ese hombre. Aquel perdedor que va muriendo lentamente, aquel que espera a la muerte como su único alivio. Ese soy yo.

Un cigarrillo se enciende, las hojas del viejo roble caen lentamente, una a una. La soledad agobia todos mis sentidos. Ya no tengo fuerzas, ya me da lo mismo esperar un minuto o esperar una eternidad. Ya me da igual apretar el gatillo o esperar sentando a que llegue ella. Sí ella, la muerte aquella diosa furtiva que ya ha abandonado mis súplicas. Sólo el falso dios sabe cuánto la he esperado pero nunca viene, nunca acepta la invitación, y sigo solo. Muerto en vida, falleciendo cada segundo lentamente, cada instante; pero no fallezco del todo, y mi corazón siempre da un latido, un latido que prolonga mi máxima anhelación.

Solo sé que no soy nada. Que nunca pude llegar a serlo,mi máximo logro fue darme cuenta que no valgo, que no existo. Y aquí estoy, un fracasado más en este mundo fracasado, en este mundo dominado por la ignorancia, en este mundo agobiado por el hambre, en este irreal y estúpido mundo que vale mucho menos que nada. Los amigos se fueron, amigos que nunca existieron. Solo me queda el viejo roble que muere conmigo y mi eterna amante, la que siempre me acompaña: mí querida soledad.

El cigarro muere con el suspiro, su ceniza se apaga poco a poco, sólo quedo yo. Un pobre fracasado, un hombre olvidado, sólo yo, un perdedor más que se acostumbró a vivir con la derrota, con la humillación de no ser más que un ser humano. Sólo eso soy, una copia exacta del perdedor más grande, ese falso Dios que nos teme y se esconde en el infinito. Solo aquí, muriendo cada día, Acompaño de mi vieja amante.

Comentarios

Jesus dijo…
Algun dia escribiras como Borges por ahora eres un pequeño espectro borgeliano que anhela aprender a escribir como los grandes maestros... aquellos que le enseñaron a su vez a borges a construir sus maravillosos universos borgelianos.

Entradas populares