Una Simple Elección.


La hermosa pelirroja juega con los despojos del hombre que toda su vida trató de ser su complemento. Sus miradas se cruzan un instante en la oscura habitación. El hombre se para y suelta solo una tímida sonrisa, aquella sonrisa que siempre fue su escudo para esconder la impotencia que aquella mujer impone sobre el.

- No Volveré a ceder.- susurrara el hombre.

La mujer camina hacia aquel sujeto que siempre vuelve donde ella y con ternura besa sus labios. El hombre retira su boca de la de ella y dirige su mirada hacia la enorme luna que se divisa por fuera de la ventana. La mujer se dirige con sigilo hacia él y abraza su tronco desnudo con algo de erotismo.

- Yo te amo…- Dice ella.
- El amor es algo que no está presente en tu corazón.

El hombre voltea su cuerpo hacia el de ella y mira los ojos tiernos que han sido culpables de tortuosas desveladas. Con cautela, el hombre soba los pezones finos y rosados de aquella diosa, mientras los dos seres se besan apasionadamente y hacen el amor.

El hombre despierta de improvisto observa el cuerpo de la mujer que él siempre amó. La luz de la luna ilumina el cuerpo de la mujer con sensualidad. El hombre se pone de pie, y camina por la habitación hasta llegar a un viejo e imponente mueble. Con sus manos, el hombre busca en uno de los cajones y agarra una navaja. Una pequeña oleada de viento entra por la ventana.

El hombre se dirige a la cama y mira con tristeza a la mujer.

- Ya no volveré a caer en tu tortuoso juego.- Susurra el hombre.

Con rabia el hombre empuña la navaja, cierra sus ojos y de improvisto se arranca el miembro. Una gran cantidad de sangre brota de la herida. El hombre agarra el trozo de lo que alguna vez significo su símbolo de masculinidad y sonríe al verlo, camina hacia la cama y lo coloca al lado de su amante.

El hombre camina hacia la única puerta de la habitación, se detiene un instante y mira con resignación a la mujer. Un beso sale de su boca, y sale lentamente de aquella oscura habitación.

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