Reflexión de una semana sin dormir.
El calor del verano próximo es cada vez más sofocante, cada día que pasa sin dormir se vuelve lento, más lento poco a poco. Un minuto pasa, igual al anterior y al venidero. Trato de no pensar en las cosas, en los amores diáfanos y falsos que vienen y van. Escucho voces en mí mente que no son las mías o tal vez lo son o tal vez son las voces de los desaparecidos. ¿Pero quiénes son los desaparecidos? Elvis Presley, the old Frank, o el amigo Gustavo que está pero a la vez no. Trato de vivir como si nada pasara, como si fuera en realidad feliz, pero me pregunto todo el tiempo si alguna vez fui feliz. Maldigo a la felicidad por ser un instante y no una constante. Cosas que pasan, como respirar, eso es vivir, una seria de acontecimientos sin sentido, sin hilo, donde cada uno es protagonista de su universo sin sentido aunque cada uno trata de darle un sentido a algo que es eso y nada más. Porque esperar algo que vendrá o no vendrá, porque buscar en otros lo que no se puede encontrar, la felicidad, la compañía, el amor… Una simple palabra, amor, love, amour. Que se sabe del amor, se podrá saber que está en el imaginario de los hijos imperfectos de un falso Dios, porque Dios es amor, o se supone que lo sea. Pero alguien sabrá lo que es amor a ciencia cierta, o creerán saberlo, o pensaran saberlo, o sentirán estarlo… Como mil mariposas que vuelan en nuestro estómago, que es la misma sensación de una gran indigestión. Entonces se podrá pensar que el amor es igual a indigestión, una indigestión mental, la verdad no lo sé, solo sé que el amor es algo, real o irreal, pero no es mi intención definir el amor, no es mi intención darle sentido a algo, mi única intención es vivir sin intención. Hoy me levante como siempre lo hago, pensando en que ya paso la malvada noche que me atormenta, por no ser más que eso, otra noche más de un día más, de otra semana que forma parte de un mes, que no es sino una doceava parte de un año. Pero confieso que me levante feliz, aunque la felicidad no sea más que un instante y no una constante.
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Walter Paz