Un instante en el recuerdo (OTRORA).

Unas gotas de aguas caen por fuera de la ventana en la noche azul de un día como cualquiera. Guillermo, un hombre de no más de 40 años observa el cuerpo dormido de quien otrora fue su adoración. Una brisa de viento entra por la ventana y eriza un poco el cuerpo desnudo de Guillermo. El hombre se para de la cama, vuelve a mirar el dorso desnudo apenas cubierto por una sabana blanca de la mujer con algo de nostalgia. En su mente retumba la palabra adiós. Con tristeza recuerda aquellas caminatas bajo la lluvia donde solo importaba el estar juntos y no importaba la cara de los curiosos que los observaban como dos extraños, es eso y nada más. Guillermo se acerca y mira al horizonte mientras enciende un cigarro de esos que hacen reír. Dentro de sus entrañas, según él, solo siente rabia por ser un hombre fracasado de edad media, por no ser más que un escritor mediocre, de un periódico mediocre, de una ciudad mediocre. Un carro rojo pasa a toda prisa por la autopista y Guillermo dibuja una sonrisa al verlo pasar, recuerda las noches en que paseaba por los bares del centro de la ciudad, donde nunca faltaron los tragos baratos, los poemas vacíos y las amantes de una noche. Ahora, para el todo esto es historia, como el minuto que pasó y cómo será el que vendrá. Guillermo termina su cigarro, observa el cuarto en penumbra y se cuesta al lado del cuerpo dormido de quien otrora fue su adoración, mientras piensa que tal vez mañana nunca la vuelva a ver.

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